lunes, 8 de octubre de 2007

El niño que no se conocía

Había una vez un pequeño niño que no podía ver todo lo bueno que tenia, había crecido sin conocerse a si mismo y por lo tanto no sabia que tantas virtudes tenia.
Todas las personas lo querían pero el no lo podía ver así, muchas personas le decían que era un niño muy especial, pero el, en lugar de pensar que se lo decían con cariño y de corazón pensaba que era porque era diferente, extraño.
Un día caminando por la calle escucho que alguien le hablaba, volteo a ver a todos lados y no vio a nadie cerca, entonces a dar su siguiente paso le dijeron - Aquí abajo - cuando volteó para abajo vio un zapato, viejo, sucio, roto y casi deshecho…
Se acerco al zapato y le dijo:
- ¿Me hablas a mi?
- Así es - dijo el zapato
- ¿En que te puedo ayudar?
- Es que quiero que me tires a la basura
El niño, levantando una ceja lo tomó y justo antes de depositarlo en un cesto de basura le dijo:
- Pero, ¿por que te quieres tirar a la basura? -
- Es que no sirvo, no sirvo de nada…
El niño se sintió identificado y sintió como algo en su corazón se removía, entonces le dijo:
- Posiblemente ahorita sientas que no sirvas de nada, pero hace mucho cumpliste con una función importante. Cubriste los pies de quien fuera tu dueño, evitaste que se lastimara, le ayudaste a que caminara, posiblemente hasta evitaste que se tropezara, le diste calor a sus pies cuando hacia frío, no por algo estas tan desgastado.
Entonces el zapato exhalo y con una voz entrecortada le dio las gracias al pequeño niño, porque nunca antes se había dado cuenta de que el había hecho cosas grandes, que fue parte de una historia, que contribuyó y que dio felicidad a alguien mas.
Entonces el zapato le pidió nuevamente que lo depositara en el cesto, pero esta vez con tono alegre, porque ya había cumplido con su función en la vida y porque ya había dado lo que tenia para dar.
El niño, puso el zapato en el cesto de la basura y se despidió, entonces al irse alejando el niño sonrió y con voz casi imperceptible también dijo gracias, había sido una lección que solamente el se podía enseñar, nadie podría haberlo hecho mejor.
Al llegar a su casa corrió al cuarto de su madre, subió una silla y por unos minutos se quedó en silencio viendo de frente a un espejo, al fin se conoció, sonrió nuevamente y desde ese entonces la percepción del niño cambió, no se puede decir que fue perfecto, pero si fue mejor…

Fin

7 comentarios:

Anónimo dijo...

hola como as estado tiene mucho que no paso a visitar tu blog ya me voy a poner al corriente

Alfredo_kun dijo...

Punto de vista positivo y posiblemente la solucion a cuando nos sentimos como moscas en leche.

tendre encuenta el mensaje por que esta bien puesto.

saludos

Horus dijo...

Hermosa historia... mucho!

DonGalleto dijo...

ooorale, excelente historia pra levantar la autoestima

T3Mo dijo...

AGH! NO PUEDO FIRMAR

T3Mo dijo...

... creo k ya resolvi el problema... sip, ya, ahora si...

muy buena historia, inspiradora... aunque que bueno k no encontrò un condon tirado, jaja

mlkvn dijo...

AjaJajJajAaja!!! (chale por el condón, le hubieran subido el autoestima!!)


Sip, nice tale!!!

Me gusta cuando escribes asi... nomas no te pases de ñoña eeh?!?

TE QUIERO!! YA VENTE CHINGADO!!!